viernes, 18 de julio de 2014

OCM: “El Paquete Económico Ambiental recuerda a los Decretos Legislativos que desencadenaron el Baguazo”

ü  La Macro región sur concentra más del 35% de los conflictos sociales, en su mayoría vinculados a la minería, reporta el 14° Informe del Observatorio de Conflictos Mineros en el Perú.
ü  Esta región además, concentra la mitad de inversiones mineras en el país.
 
La aprobación del Paquete Económico Ambiental por el Ejecutivo el pasado 18 de junio ha hecho saltar todas las alarmas  en  materia de protección ambiental y derechos de los pueblos indígenas. Desde OCM se alerta de que esta medida “recuerda a los Decretos Legislativos que desencadenaron el Baguazo”. Además,  José De Echave, investigador de CooperAcción, añade que “el paquete apunta a debilitar, casi al nivel de lo absurdo, regulaciones ambientales y toda la institucionalidad que se había intentado construir con mucho esfuerzo, precisamente como respuesta a la creciente conflictividad social que el país ha vivido en los últimos años”.
 
Este Proyecto de Ley  establece un conjunto de medidas tributarias, la simplificación de procedimientos y permisos para la promoción y dinamización de la inversión en el país; debilita las funciones del Ministerio del Ambiente (MINAM), ejemplo de ello es que  el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) priorizará temas de educación y difusión de la normativa, dejando de lado su función principal que es la de sancionar por tres años. Asimismo,  el MINAM ya no podrá crear áreas naturales protegidas, tampoco fijará los Estándares de Calidad Ambiental y los Límites Máximos Permisibles.
 
Este paquete  es una  respuesta  a las presiones de los círculos empresariales que desataron una fuerte campaña desde el año pasado,  señalando que la economía del país se está desacelerando, incluida la minería. Sin embargo, no se puede ser tan categórico en el caso de este sector: las cifras oficiales del Ministerio de Energía y Minas muestran que las inversiones en minería se incrementaron un 18% entre el año 2011 y 2012, superando en el 2013 los US$ 9,700 millones.
 
Uno de los conflictos más relevantes que destaca el Informe del OCM es el de los mineros informales y la organización denominada Marcha de los Cuatro Suyos. A pesar del nuevo Decreto Supremo que se promulgó el 20 de abril, por el cual el Gobierno ha puesto en marcha la llamada Etapa de Saneamiento; lo cierto es que los problemas estructurales que han minado hasta ahora el proceso de formalización minera se mantienen y plazos más o menos flexibles no garantizan mayor efectividad (la nueva estrategia tiene como objetivo final el año 2016).
 
Respecto a las estrategias de los principales actores pareciera que se aprecia un cambio. “Las estrategias de las poblaciones en casos emblemáticos como Conga, parecen ser de mantenimiento y resistencia, como ocurre en los Guardianes de las Lagunas en las alturas de Celendín y Bambamarca”, explicó José de Echave. Por otro lado, las empresas “buscan recuperar de manera más rápida, posiciones e iniciativas en los territorios para relanzar sus proyectos, es el caso de Conga o  Tía María”, añadió.
 
Los conflictos mineros se desplazan hacia el sur andino
Otra de las particularidades que marcan este momento  en el sector es la reducción del número de conflictos así como su intensidad, pues los estallidos sociales del 2012 (Conga, Espinar y otros) no se han reproducido. “No es la primera vez que se produce una caída en el número de conflictos, por ejemplo, entre julio de 2009 y junio de 2011 también hubo un descenso.  Desde OCM pensamos que las bases objetivas que explicaban el aumento de conflictos vinculados a las actividades mineras no han cambiado”, explica el experto. De Echave puntualiza que el calendario electoral tiene una influencia notable en este nuevo panorama pues “lograr alcaldes funcionales a sus intereses es un objetivo central para las empresas mineras”. Pablo Sánchez, de Grufides, alertó de que los conflictos sociales se van a agravar tras la aprobación de estas medidas que debilitan aún más la institucionalidad ambiental. Asimismo, denunció el secretismo con el que se han llevado a cabo las negociaciones del convenio minero  entre Alemania y Perú para que éste abastezca a la industria germana de minerales.
 
Ahora bien, la balanza ha girado hacia el sur andino: Apurímac, Puno, Arequipa, Moquegua, y Tacna concentran algo más del 35% de los conflictos sociales que se producen en el país, la gran mayoría vinculados a la minería; siendo además la macro región sur la que concentra el 53% de inversiones en este rubro del país. De entre ellas, Apurímac encabeza la lista de regiones con mayor número de conflictos socioambientales (64% del total) y con un 68% de su territorio concesionado a la minería. Entre las principales causas de conflictos destacan temas vinculados al acceso y afectación de fuentes hídricas, el incumplimiento de compromisos asumidos por las empresas y autoridades nacionales, el uso de tierras sin autorización y la creciente actividad minera informal.
Algunos hechos que ,sin duda, marcarán la agenda en esta región en los próximos años son: en primer lugar, la concreción de la venta del proyecto Las Bambas a la empresa china Minmetales por US$ 5,850 millones, y en segundo lugar, el anuncio de una nueva modificación del Estudio de Impacto Ambiental del proyecto Las Bambas.
 
Menos conflictos
La macro región centro- que comprende las regiones de Junín y Pasco- muestra el renacer de un dinamismo productivo en minería con problemas ambientales que se arrastran. En La Oroya, durante los cuatro primeros meses del 2014, la cantidad de dióxido de azufre registrada en la Estación Sindicato (en la Oroya Antigua)  confirma que el promedio mensual sobrepasa los estándares de calidad ambiental. La reciente noticia de que Doe Run paraliza una parte de sus operaciones por la falta de acuerdos comerciales con proveedores no hacen más que poner de manifiesto los problemas financieros y laborales de esta corporación, que están llegando a un punto crítico. Doe Run Peru (DRP), dueña del Complejo, en su intento por salir de la crisis continúa apostando por la reestructuración, aunque ello le cueste la oposición de los trabajadores. Además, el pasado 10 de junio la Junta de Acreedores de DRP ha aprobado finalmente el plan de venta-prevista para el 8 de diciembre- del complejo de La Oroya y la mina de Cobriza, presentado por el banco de inversión suizo UBS.
 
Finalmente,  en la macro región norte Cajamarca, Piura y ahora también Amazonas y Lambayeque son casos representativos de varios ejes centrales de la conflictividad social vinculada a la minería en los últimos años. De entre ellas, Cajamarca- con el 40,2% de su territorio concesionado a la industria minera- mantiene una participación estelar en la cartera de inversiones mineras ocupando el tercer lugar en el ranking. Además registra un gran número de conflictos, el 92% de ellos por causas socioambientales, mayoritariamente relacionados con la actividad minera. Sin duda, el conflicto más importante sigue siendo el del proyecto Minas Conga. En abril, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se pronunció sobre las medidas cautelares sobre el caso Conga solicitadas por varias organizaciones. Este organismo exige al Estado peruano que adopte una serie de medidas para garantizar la vida y la integridad de líderes y lideresas cuya vida e integridad personal están amenazadas y en riesgo. Además, la detención del presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, -candidato a la reelección- ha causado sorpresa y conmoción, y se especula que es una suerte de “sanción” por oponerse al proyecto Conga.
Consulta previa
Pese a que la viceministra de Interculturalidad, Patricia Balbuena, declaró que sí habría consulta previa en zonas andinas y sobre minería, lo que podría llevar a pensar que amortiguaría la conflictividad social; lo cierto es que existe la problemática de fondo sobre la medida que se consulta a través de este mecanismo. “En el tema minero se está consultando la autorización de inicio de operaciones para actividades de beneficio, exploración y explotación, es decir, se consulta el último permiso, que es poco relevante; dejan fuera de la consulta las decisiones que realmente van a ser trascendentales para la vida de los pueblos indígenas, como es el Estudio de Impacto Ambiental”, afirmó Ana Leyva, de CooperAcción.

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