martes, 11 de febrero de 2014

Abajo los dogmas

Escribe Pedro Francke
 
El domingo antepasado fue el Primer Encuentro Nacional del Frente Amplio. Los días posteriores he estado metido en resolver todos los requisitos para poder inscribir al Frente Amplio en el JNE. Todo un parto.
 
Para los pocos que no están enterados, el Frente Amplio es un proyecto promovido inicialmente por 6 agrupaciones políticas de izquierda, descentralistas  y ecologistas, sumando a organizaciones sociales, activistas y ciudadanos en general, por generar un nuevo referente político. Algunos recuerdan el fantasma de la Izquierda Unida. Muchos recobran la esperanza de Pepe Mujica (el presidente uruguayo gobierna gracias a una agrupación de una ¡quincena! de partidos unidos en el Frente Amplio), de los salvadoreños con el FMLN, cuya victoria en las urnas asoma (49% en la primera vuelta), o la del también llamado Frente Amplio costarricense, que empieza a romper el tradicional bipartidismo con un 17 por ciento de votos.
 
Resulta que quien esto escribe es ahora Coordinador Nacional de Tierra y Libertad. Una de esas 6 agrupacionespolíticas. La única que tiene una inscripción electoral nacional, con el nombre de Tierra y Dignidad, además de una regional – el Movimiento Regional Tierra y Libertad del Cusco. Ando metido hasta el cogote en este enredo.
Quiero contarles del parto.
 
El Encuentro
Lo bueno ha sido el Encuentro Nacional. 750 delegados de todo el país. Harto entusiasmo, organización aún débil. Revitalizador saludo de Cesar Lévano, desde su silla de ruedas. Discursos varios; a mi gusto el mejor fueron los de Verónica Mendoza y Marco Arana. Quien les habla estuvo ayudando a dirigir el evento, resolviendo un problema tras otro, corriendo de aquí para allá, teniendo que cuadrar a un personaje que quería hacer lo que le daba la gana. Divertido, la verdad; agotador también. Mucho esfuerzo de muchos por sacar esto adelante.
 
Las discusiones sobre Programa, Lineamientos Organizativos, Táctica Electoral y Campañas fueron buenas; pero claro, en nuestro país a la mayor parte de la gente le importan poco. La mayoría quiere eficacia por el poder: candidatos, campañas, triunfos. La política como si fuera “Combate”. Mejor ir a “El valor de la verdad” que tener ética política y responder por los millones que te robaste o la sangre que provocaste. No para mí, que le voy a hacer. Sigo rechazando la política vista como una búsqueda desesperada del poder en base a marketing y  transacciones tras el telón. Sigo queriendo transformarla política en organizar sociedades de forma democrática tras objetivos comunes.  Sigo siendo un idealista irredimible a quien le parece mejor que las ideas se discutan a acumular poder por el poder. El Encuentro Nacional del Frente Amplio fue bueno por eso, por encontrarnos muchos que todavía sienten y piensan así.
 
El final fue medio tumultuoso; las demandas por tomar decisiones sobre nombre y símbolo se enfrentaban a una situación llena de barreras legales, que al final pudieron ser explicadas pero solo parcialmente asimiladas. Mientras, un grupo de jóvenes reclamaba con justicia “renovación”; su lucha nos entusiasma.
 
Resumen: Buenas ideas, mejor ánimo, con espíritu crítico y su grado de reclamo, pero también participativo, constructivo, esperanzado, esperanzador. Vamos bien. Mil veces mejor luchadores que borregos.
 
Nuevo o viejo
Muchas veces aquello presentado como lo más nuevo, resulta de lo más viejo.  Como Ollanta, el caudillismo de sesgo militar que ha marcado nuestra historia republicana desde sus inicios.
 
En la izquierda peruana, una mirada histórica muestra claramente que su momento más renovador y esperanzador, fue el de la Izquierda Unida con Barrantes. Hubo unidad pero también nueva política, democrática, de calles y buen gobierno, de mítines masivos y vaso de leche.Su fracaso fue el del país, su ocaso marcó el inicio de la noche oscura del fujimorato. Su fracaso fue su ruptura pero también fue el triunfo del pasado, de lo que debimos haber dejado atrás. Cada partido sintiéndose grande y superior al resto para al final terminar dos décadas relegados al patio trasero.
 
Hoy hace falta nueva unidad pero también, una vez más, renovación. Más que renovación; refundación. Poner definitivamente en el tacho las ideas viejas que hablaban de la dictadura del proletariado, del partido de cuadros, de la glorificación del líder, del centralismo anulador de discusiones y críticas, del estatismo a ultranza. Poner la democracia y los derechos al centro, así como el pluralismo de ideas y la paz. Atender los problemas ambientales hoy y no seguir dejándolos para mañana, las mujeres en condiciones de paridad, la igualdad para quienes no son heterosexuales, al mismo tiempo que seguimos criticando y resistiendo esa loca idea de que el libre mercado es lo mejor que puede haber sobre la faz  de la tierra.
 
Debemos ser Socialistas y Libertarios, Ecologistas y Feministas, Demócratas a carta cabal.
 
Predicar con el ejemplo: lo que queremos hacer en el gobierno, debemos hacerlo hoy en nuestras organizaciones. Dirigentes durante veinte años seguidos, no. Mujeres relegadas, no. Ilegalidad y falta de transparencia, no. Caudillismo y verticalidad, no.
 
Nacimiento
La única idea previa que había tenido antes vinculando política con parto, es la conocida frase de Marx: “la violencia es la partera de la historia”. No me gusta la frasecita. Simplista como mirada de la historia; tremendo juicio de valor contrabandeado como ciencia. Al tacho de basura.
 
Un nacimiento, además de ser siempre importante y difícil, es de futuro incierto. A pesar de haberse incubado durante 9 meses, el bebé puede morir en los primeros días. O en el primer año. Puede tener discapacidades. Este bebé a quien quiero tanto: ¿Vivirá? ¿Saldrá bien?
 
Como dirigente político, debiera solamente hablar de esperanzas y llenarlos de fe, y decirle que el futuro es brillante si nos siguen. Como  analista, como científico social, la verdad es que quién sabe cuál será el futuro del Frente Amplio y del Perú. Como persona, pienso que vale la pena lucharla, esforzarse porque este bebé siga creciendo sano y fuerte. “No hay peor lucha que la que no se hace”, decía mi mamá.
 
Para quienes queremos que haya justicia social y ecológica, democracia y paz, esta es una oportunidad única. No hay que dejarla pasar. El éxito no está garantizado, pero nunca lo está. Al andar se hace camino, se hace camino al andar. 
 
Publicado en Hildebrandt en sus trece, 7 de febrero de 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario