Organizaciones de
productores que forman parte de la campaña Crece de Oxfam mostraron su
preocupación porque el tema de la seguridad alimentaria no estuvo presente en
el mensaje por Fiestas Patrias del presidente Ollanta Humala. Esto, a pesar de
que el 2013 ha sido declarado oficialmente “Año de la inversión para el
Desarrollo Rural y la Seguridad Alimentaria” y que, en ese contexto, se vienen
trabajando la estrategia y el plan de seguridad alimentaria en el Ejecutivo,
además de una Ley de seguridad alimentaria en el Congreso de la República.
“En un país con 13 millones de personas en
riesgo de inseguridad alimentaria, resulta decepcionante que no se haya hecho
referencia a cómo resolver este problema. Es clave, por ejemplo, construir un
programa presupuestal de seguridad alimentaria, que tenga como eje principal el
impulso a la pequeña producción”, señaló Giovanna Vásquez, coordinadora de la
campaña Crece de Oxfam. Según Vásquez, la seguridad alimentaria en el país se
viene enfrentando principalmente con políticas que ponen énfasis en programas
sociales, pero no a través del fortalecimiento de la pequeña agricultura.
El Censo Agrario (2012) revela
que las pequeñas unidades agropecuarias (hasta 5 hectáreas), representan el 81%
del total. De estas unidades proviene más del 60% de los alimentos que se
consumen en el país, por lo que no puede diseñarse ni implementarse una
estrategia de seguridad alimentaria sin impulsar y fortalecer este sector. “Los
efectos del cambio climático y la falta de tecnologías para adaptarnos, así
como las dificultades para acceder a mercados y el incremento de los precios,
afectan nuestra economía y capacidad productiva. No hemos escuchado ningún
mensaje sobre políticas para fortalecernos”, dice Moisés Quispe, director ejecutivo
de la Asociación Nacional de Productores Ecológicos (ANPE).
Estudios del Grupo Propuesta
Ciudadana, señalan que entre 2008 y 2012 la pequeña agricultura no ha sido un
sector prioritario en el presupuesto público, pues su peso relativo en el
presupuesto nacional disminuyó de 2.8% a 2.4%. Recién en 2013 esta
participación se incrementa, pasando de 2.4% a 2.9%, principalmente por la
creación del Fondo Mi Riego, un programa de S/.1.000 millones anunciado en 2012
para financiar obras de riego en zonas en condiciones de pobreza y extrema
pobreza de la sierra de nuestro país.
En el Perú, el impulso a la
pequeña agricultura sigue siendo un reto pendiente. El presupuesto de
Agrorural, por ejemplo, principal programa promotor de la inversión rural,
muestra una tendencia hacia la baja, con un presupuesto que pasó de S/. 301
millones en 2009 a S/. 157 millones en 2012. “Esto estaría reflejando que la
promoción del desarrollo agrario y rural en la sierra y selva del país, donde
predominan pequeños productores/as no es una prioridad para este gobierno ni lo
fue para los anteriores”, dice Epifanio Baca, investigador del Grupo Propuesta
Ciudadana. De acuerdo con Baca, el plan sectorial del programa señala que la
pequeña agricultura debe jugar un rol relevante en el abastecimiento de
alimentos, pero al mismo tiempo se reduce su presupuesto.
Latina
y el Caribe: Lejos de la transparencia presupuestaria
Un nuevo reporte de Oxfam
denominado “De Promesas a Prioridades”[1] , revela que si bien entre
los años 1995 y 2010 el sector agropecuario creció en promedio un 3% anual en
América Latina y el Caribe, impulsado por el liderazgo de varios países
exportadores de productos agropecuarios y la diversidad de recursos naturales
atractivos para la inversión, este aumento no ha beneficiado por igual a los
actores que forman parte de esta actividad. Por el contrario, ha contribuido a
la inseguridad alimentaria –aún 49 millones de personas se acuestan con hambre
cada noche en la región-, la pobreza y el uso insostenible de los recursos
naturales.
La transparencia
presupuestaria, condición clave para mejorar el gasto público y la calidad de
vida de millones de personas está lejos de concretarse. Oxfam evalúa a 10
países de la región y presenta un índice de transparencia[2] en el gasto en la pequeña
agricultura, que evidencia que ninguno de los países estudiados cumple con las
condiciones óptimas de transparencia y gestión presupuestaria. Ningún país
supera el 62% de las condiciones claves que se proponen en el informe.
“Sin transparencia y una
adecuada gestión presupuestaria que implique procesos participativos, los
pequeños/as productores/as en la región no tienen cómo incidir sobre el gasto
público que los afecta. En el caso de Perú, hace falta incluir en el
presupuesto la figura de Pequeña Agricultura o Agricultura Familiar y
Campesina. Además, que los presupuestos sean accesibles para sus principales
beneficiarios (productores y productoras). No podemos tener presupuestos
accesibles solo para funcionarios o académicos. Los principales destinatarios
deben poder acceder y participar en la elaboración del presupuesto”, concluyó Vásquez.
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