Escribe
Pedro Francke
Queremos el mar que por justicia nos
corresponde, para los peruanos. La Corte Internacional de Justicia de La Haya
debe resolver este tema de manera equitativa. Es todo lo que pedimos, ya que la
actual postura chilena de plantear una línea demarcatoria horizontal y no una
bisectriz, es evidentemente injusta. El estado peruano ha hecho esfuerzos por
sustentar nuestra demanda en este tribunal internacional. Sobre eso ya se ha
hablado bastante. Sobre lo que se ha hablado poco es: ¿el mar está siendo, y
será, para los peruanos? ¿o solo para unos poquísimos peruanos y varias
trasnacionales? ¿estamos defendiendo el mar de Grau para quién?
Pesca
El 98 por ciento de la anchoveta que
se pesca en el Perú se convierte en harina de pescado y se exporta. Buena parte
de esa exportación, por cierto, tiene un origen oscuro: mientras en el
Ministerio de la Producción se registran 850 mil toneladas de producción (datos
2012), se exportan 1 millón 320 mil (La
República, 11.04.2013). ¿Cómo así? Pues porque hay sobrepesca, pesca negra,
pesca más allá de las cuotas legales. No es poco: es 50% más allá del límite.
No es poco: 470 mil toneladas a 1,700 dólares la tonelada valen nada menos que
800 millones de dólares.
Los responsables de semejante agujero
negro son principalmente las empresas afiliadas a la Sociedad Nacional de
Pesquería, que controlan el 90 por ciento de las exportaciones de harina de
pescado.Tienen de su lado a IMARPE, controlado por la Marina Peruana que en vez
de hacer ciencia tapa la sobreexplotación pesquera. La SNP son apenas una
docenita de empresas. Son las mismas empresas que han puesto el grito en el
cielo, hecho tremendo lobby, comprado titulares de periódicos y logrado un
fallo de una sala de la Corte Suprema (nada menos, ¿cuánto habrá costado?), contra un Decreto Supremo del gobierno que
establece que las grandes bolicheras no se pueden llevar el pescado de calidad
que se ubica en las primeros 10 millas de mar cerca de la costa.Ese DS los
obliga a que vayan a pescar un poco más allá para que dejen espacio a los 40
mil pescadores artesanales para la mesa popular.
Lo peor es que en reciente comunicado
la CONFIEP, que junta a las grandes empresas de todos los sectores, respaldó en
tono airado los reclamos de la SNP por seguir acaparando el pescado.
No es demasiado raro: en la pesca
están algunos de los más grandes grupos de poder económico en el Perú, como el
grupo Brescia, tal vez el con más poder económico del país y parte del muy
exclusivo grupo de billonarios peruanos (se encuentran entre los 8 con más de
mil millones de dólares). Como los Brescia Cafferatta además están en las
finanzas (Seguros Rímac, Banco Continental), en la minería (Minsur) y en los
hoteles (cadena Libertadores), tienen fuerza para promover sus intereses a lo
largo y ancho de los diversos gremios empresariales. El grupo Romero también
tiene su empresa pesquera, aunque de menor envergadura.
El control de la pesca por unos pocos
grupos empresariales de gran tamaño no solamente ha ido en desmedro de los
pescadores artesanales, que apenas si logran sobrevivir en algunas caletas y
con crecientes problemas pues el pescado escasea (razón por la que llega cada
vez más caro a las mesas urbanas). Al destinar la enorme mayoría del pescado a
harina para la exportación, se quita a los peruanos más pobres de una fuente de
proteínas y hierro importante, precisamente cuando la anemia afecta a más de la
mitad de los niños en edad pre-escolar y a 42% de las mujeres gestantes,
causando pérdidas y retrasos en la capacidad de aprendizaje de nuestros niños.
Queremos el mar para los peruanos.
Para todos los peruanos, en especial para nuestras mujeres y niños que merecen
una buena alimentación, y para los pescadores artesanales y pequeños y medianos
empresarios pesqueros. No solamente los 38 mil kilómetros cuadrados en manos de
los chilenos, sino todo el mar de norte a sur.
Petróleo
Pocos asocian el mar con el petróleo.
Pero el escándalo de los petroaudios, ese del “faenón” con el papi de Lucianita
León y su amigo Químper, se refería precisamente a un negociado orientado a que
una empresa noruega obtuviera la concesión de 4 lotes petroleros en el mar
peruano.
La cuestión es que si desde hace 5
décadas ha habido un solo lote petrolero en producción en el mar del norte, el
gobierno aprista sacó a licitación otros cuatro lotes en el mar, los lotes Z-50,
Z-53, Z-54 y Z-55 entre Lima y Pisco. Estos eran tan apetitosos que provocaron
el grito de “faenón” por parte de Alberto Químper.
El escándalo no solamente obligó al
gobierno aprista a paralizar esas nuevas concesiones. Afectó también a la
empresa Petrotech que venía operando en la zona sacando 10 mil barriles diarios
de petróleo. Petrotech vendió a Savia, una empresa formada por la asociación de
la estatal Korea National Oil Company y la estatal colombiana Ecopetrol, para
asombro de aquellos que creen que toda empresa estatal es mala.
Los coreanos y colombianos
aprovecharon una oferta, ya que el dueño de Petrotech, William Kallop, estaba
en la mira de Alan García porque fue quien pagó el chuponeo de BTR que sacó a
luz los petroaudios. La venta fue de US$ 900 millones de los que, como ya se ha
hecho costumbre, ni un sol fue a pagar al erario peruano que sigue sin cobrar impuestos
sobre estas ganancias de capital, bajo el pretexto de que lo vendido son unas
empresas cascarones constituidas en Islas Cayman. Perdimos US$ 300 millones de
dólares que debieron pagar de impuesto a la renta. Por hacer negocios en
nuestro mar. Por pura coincidencia, nadie piense mal, poco después el ex –
ministro aprista Hernán Garrido-Lecca se veía forzado a reconocer que había
hecho “consultorías” por 400 mil soles para Savia. ¿De quién dicen que es el
mar, de Grau?
¿El problema ha sido solo por la
transacción, la venta de la empresa petrolera de un gringo a una estatal coreano-
colombiana? Tras el escándalo de los petroaudios, el entonces presidente de
Petroperú César Gutiérrez tuvo que reconocer en el Congreso ante una comisión
investigadora que “Petroperú es dueño de
las plataformas de explotación en el mar que hoy día las administra la Empresa
Petrotech. Petroperú recibe por la renta de esas plataformas 10 millones de
dólares al año y le compra el íntegro de producción a Petrotech y le paga a
Petrotech por el petróleo que le compra 382 millones de dólares al año, o sea, tenemos
infraestructura, solamente rentamos con 10 millones y pago 382”. El mismo
contrato y las mismas condiciones legales están vigentes hoy. Insisto, ¿de
quién es el mar, de los peruanos?
Este gobierno viene intentando sacar a
licitación no solo esos lotes, sino además los lotes Z-56, Z-57
(Salaverry-Trujillo), Z-58, Z-59 y Z-60 (Mollendo-Arequipa). ¿A favor de los
peruanos?
Contaminación
Mientras tanto, en julio del 2013 esta
explotación petrolera por la empresa Savia generó un derrame de petróleo que
llegó hasta las costas de Lobitos, afectando a los ecosistemas y a los
pescadores artesanales de la zona.
En Ilo, en la zona sur precisamente
cercana al límite con Chile, el mar está contaminado por las operaciones de la
Southern Peru Copper Corp. La Southern ha botado por décadas sus relaves, es
decir los residuos tóxicos que salen de la explotación minera, al mar, en la
bahía de Ite. Un estudio de hace ya dos década reveló que “los relaves depositados
(1,7 m3/seg) poseían una dispersión radial de aproximadamente 15 km hacia el
Sur……tuvo un ritmo de crecimiento de 40 a 60 metros por año debido a que las
olas esparcen los relaves en el mar formando los mencionados depósitos en la
orilla y el fondo marino.El 55 % de estos relaves tenían contenido sólido. Los
principales elementos y sustancias contenidos en los relaves eran Cobre, Plomo,
Mercurio, Zinc, Fierro, Sílice, Cianuro, grasas, etc. Aproximadamente unos 300
km2 de la Bahía de Ite quedaron contaminados”. La misma empresa ahora quiere
explotar una mina mucho mayor, Tía María, y promete no contaminar. Imposible
creerle.
Al día siguiente
Mar para los peruanos. Mar sano, no
lleno de contaminación y basura. Mar que sustente la alimentación de nuestras
familias, niños y mujeres. Mar nuestro.
Al día siguiente del fallo de La Haya,
que esperamos favorable, debemos ser firmes en exigir a Chile su cumplimiento
inmediato. Desde hoy, hay que insistir en que el mar sea de y para todos los
peruanos, de hoy y de generaciones futuras.
Publicado en Hildebrandt
en sus trece, 24 de enero de 2014
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