viernes, 3 de enero de 2014

Derechos de las mujeres en Perú sufrieron retroceso en el 2013

DEMUS-Estudio para la defensa de los derechos de la mujer, hizo un balance negativo sobre el estado de los derechos humanos de las peruanas en el año que culmina, especialmente los relacionados a su autonomía sexual y reproductiva, sobre los que se ha cernido una permanente amenaza por la acción de congresistas de posiciones conservadoras y la falta de voluntad política del Ejecutivo.
 
La institución feminista, en el análisis elaborado por su asociada Jeannette Llaja Villena, considera que uno de los riesgos latentes es la intención de eliminar la obligación estatal de brindar educación sexual a adolescentes planteada en el proyecto de ley del Nuevo Código de Niños, Niñas y Adolescentes y de reconocer derechos absolutos al concebido lo que implicaría inclusive la ilegalidad del aborto terapéutico.
 
También evidencia la contradicción entre el discurso oficial favorable a los derechos humanos de las mujeres, expuesto en citas internacionales y otros de carácter nacional, y las decisiones de Estado que en el 2013 no han generado cambios orientados al reconocimiento integral de todos los derechos que les corresponde.
 
“El gobierno habla del derecho a una vida libre de violencia pero le asigna apenas un 0.07% del presupuesto del Ejecutivo, aprueba el Plan para la prevención del embarazo adolescente con dos años de retraso, y hasta hoy no da luz verde al protocolo del aborto terapéutico”, afirmó Llaja.
 
Asimismo indicó que es negativo el desempeño estatal en torno a las observaciones que el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas hizo sobre el Quinto Informe Periódico del Perú a inicios del año pasado, en su 107° reunión entre el 11 y 28 de marzo del 2013.
 
Por ejemplo no ha tomado acciones para garantizar justicia y reparación a las víctimas de violencia sexual durante el conflicto armado interno, y a las que fueron esterilizadas contra su voluntad en el régimen fujimorista, contra quienes se cometieron crímenes de lesa humanidad. No existe ningún sancionado hasta la fecha ni reparaciones integrales.
 
Tampoco ha aprobado el protocolo de aborto terapéutico ni promovido la revisión de la legislación punitiva de las interrupciones de embarazo –previendo las excepciones por violación e incesto- y menos incluido la anticoncepción oral de emergencia como parte de los métodos proveídos en los establecimiento públicos de salud para prevenir las gestaciones tempranas y mortalidad materna.
 
Además no ha impulsado una legislación que penalice las agresiones domésticas. “Si bien se cuenta con un tipo penal específico para el feminicidio ello no es suficiente para enfrentar la violencia de género una de cuyas manifestaciones crecientes es la violencia sexual, pese a lo cual el gobierno no destina el presupuesto suficiente ni lo articula a las prioridades nacionales”, manifestó Llaja Villena.
 
DEMUS también deplora que no se cuente con una Ley Marco contra la violencia hacia las mujeres y que no se haya tipificado el acoso político, sancionado los crímenes de odio por orientación sexual e identidad de género, y el proyecto de ley sobre alternancia resultara archivado.
 
Igualmente, que el sistema de justicia no garantice que las denuncias por violencia de las mujeres sean todas investigadas, los responsables sancionados y las víctimas accedan a medios eficaces de protección, suficientes Cámaras Gesell, defensa pública y toma de testimonios en su lengua materna en los casos necesarios para darles seguridad y privacidad.
 
Y que la formación en género de magistradas y magistrados aún no sea obligatoria ni se les evalúe desde esta perspectiva en los procesos de acceso, ratificación y ascenso, como garantía de una valoración de pruebas y ponderación de penas, libre de estereotipos y prejuicios machistas.
 
Llaja Villena agregó que este panorama demuestra que el discurso oficial en defensa de los derechos de las mujeres tiene un techo marcado por la falta de laicidad del Estado que lo hace permeable a los intereses de grupos conservadores opuestos a los derechos sexuales y reproductivos de niñas, adolescentes y mujeres adultas, a quienes no reconocen el derecho a decidir con autonomía sobre sus cuerpos y sus vidas.

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