Escribe
Pedro Francke
80
por ciento de la prensa escrita en manos de una sola familia, que además es
dueña de un par de canales de televisión, ha suscitado la crítica hasta de
Mario Vargas Llosa.
Como
nuestro Premio Nobel, varios defensores del “libre mercado” han reconocido que
los medios de comunicación no son lo mismo que las papas o los colchones. La
democracia está afectada por El Comercio y su acaparamiento de diarios.
Un
elemento central, sin embargo, está siendo dejando de lado en el debate actual
sobre la concentración monopólica de los medios de comunicación: el signo
político en defensa del modelo económico que tiene El Comercio.
Lo imposible
¿Se
puedo usted imaginar, amable lector, una situación en nuestro país en la que esos
medios monopolizados tuvieran un claro tono socialista?
¿Le
parece factible que los titulares que dominan centenares de puestos de
periódicos estén algún día dedicados a respaldar a los sindicatos frente al
abuso de sus empleadores?
¿Existe
la posibilidad que haya en una semana cuatro o cinco editoriales de diarios
diciendo que no puede considerarse válida una consulta de un proyecto minero
como Tía María, donde 2 mil páginas del Estudio de Impacto Ambiental se le dan
a la gente con apenas una semana para leerlo y luego se mandan 500 policías a
impedir que los opositores participen en la asamblea local?
¿Podríamos
acaso, en este Perú de hoy, tener una mayoría de periódicos diciendo que el
Presupuesto 2014 sigue destinando miserias a la salud y la educación y que eso
se debe a que no se quiere cobrar impuestos a quienes concentran la riqueza?
¿O
que tal vez, más modestamente, sea noticia de primera plana el fracaso de la COP
20, la pre-cumbre del cambio climático, y que caminamos a que este año 2014
Perú sea la sede de otra reunión fracasada mientras el mundo sigue avanzando sin
parar hacia una catástrofe ambiental?
¿Podría
por lo menos esa concentración de medios hacer una prensa realmente
independiente, que trate de presentar los hechos lo más objetivamente posible,
que de espacio a las diversas corrientes de opinión, que tenga una agenda que
se corresponda con la importancia social de los acontecimientos?
La
verdad es que no. Son escenarios imposibles.
Debemos
preguntarnos entonces ¿Por qué no? ¿Por qué es imposible?
¿Es
por pura casualidad, porque así se jugaron los dados del destino? Si en el Perú
también hay izquierdistas, también hay pensadores sociales, también hay defensores
de los derechos humanos, ¿por qué no podría ser uno de ellos quien resulte
propietario de este monopolio de medios de comunicación escrita?
¿Por
qué no es posible?
Economía política
La
respuesta está en la relación entre la economía y la política. Quienes con
justeza critican la concentración de los medios como Vargas Llosa, Rosa María
Palacios o Álvarez Rodrich desde una defensa liberal de la democracia, no ven
esta conexión. Les parece irrelevante que el grupo El Comercio que concentra
los medios, defienda a rajatabla y a grito pelado un modelo económico que ha
generado hiperconcentración de la riqueza. Como si fuera pura coincidencia.
Casualidad nomás.
Pero
no es casualidad. Porque si lo fuera, sería imaginable que las cosas fueras
distintas, que los medios concentrados tuvieran una postura más social. Sería imaginable
que los dados del destino puedan ser tirados diferentes y en vez de 5 salga un
8. Pero no es así: los dados están cargados.
Cuando
se pone a la venta el diario Correo y los demás medios del grupo EPENSA, como
ha reconocido Fritz Du Bois, los poderosos de la economía recordaron una
decisión que habían tomado: “no podemos permitir que se repita el 2011”. ¿Cómo?
¿Cuál es la conexión? ¿De qué estamos hablando?
Pues
sí, luego de domesticar a “cosito” y asegurarse de que no iba a tocar el modelo
neoliberal, perdón sus bolsillos, perdón el modelo que llena sus bolsillos, la
cúpula de la CONFIEP decidió que no querían pasar nuevamente un susto como el
que les dio Ollanta. Lo domesticaron fácil, pero eso no lo sabían de antemano:
estuvieron asustados. Por eso le tienen tanta ley al domesticador mayor, don
Luis Miguel Castilla.
Para
evitarse el susto, o para decirlo de otra manera, para asegurarse que los
candidatos con posibilidades del 2016 sean solamente aquellos fieles al modelo
neoliberal, decidieron que no podían dejar abierta ninguna ventana por donde
pudiera colarse alguna crítica. La República considerada demasiado peligrosa.
Es
evidente, hecho el análisis, que la compra de Correo por El Comercio no fue
solamente un asunto comercial, no fue sólo un grupo económico ganándole a otro
en los negocios. Fue un operativo político. En este operativo, El Comercio no
es solamente un grupo dedicado a los medios de comunicación: es quien asegura
una línea política, quien critica cualquier idea izquierdista luego de
deformarla, quien inventa infundios contra potenciales candidatos progresistas
y defiende a Cipriani, quien machaca todos los días que el libre mercado es lo
mejor y que el estado debe dejar a las empresas libres para hacer lo que
quieran.
No
sé cuánto cobraron los Agois, padre, esposa, hijo político o quien sea, por
Epensa y el Correo, pero lo más probable es esto: pudieron haber cobrado mucho
más. Ellos estaban vendiendo diarios y
revistas, mientras por el otro lado se estaban comprando posibilidades de ser
gobierno. En el Perú de hoy las grandes empresas mineras y bancos están
haciendo mucha plata, y eso es lo que estaba en juego al final del camino.
Varias teorías
Daron
Acemoglu y James Robinson, los autores de “¿Por qué fracasan los países?”,
dirían que en este caso instituciones económicas extractivistas están
reforzando instituciones políticas extractivistas. Es decir, un poder económico
re-concentrado por las hiperganancias mineras obtenidas gracias a la política
económica neoliberal, se pone en acción para asegurar sus negocios desde la
política (en este caso, asegurándose a su favor los medios de comunicación).
Habiendo más dinero en juego, estarán dispuestos a actuar e invertir más en que
transformar la institucionalidad política a su favor.
Carlos
Marx diría que es una cuestión de clases sociales, que la clase económicamente
dominante está reforzando su poder y propagandiza una ideología, el
neoliberalismo, que defiende sus intereses. Podría añadir que si en la
estructura económica hay más concentración, eso se expresa también en la
superestrucura política.
Demócratas
Sería
más fácil si solo enfrentáramos a El Comercio. Me temo que no es así. Tampoco
parece casualidad que salgan en defensa de su monopolización de los medios Alan
García y los fujimoristas, los mayores defensores de las mineras y los grupos
de poder económico. El bloque poder económico – medios de comunicación –
representantes políticos está compacto.
El
debate actual muestra una vez más que para defender la democracia, es necesario
ir más allá de la igualdad política y los derechos civiles. Una excesiva concentración
de la riqueza y del poder económico constituye una amenaza que también deben
ser combatida.
Publicado en el semanario Hildebrandt
en sus trece, 17 de enero de 2014
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