miércoles, 29 de enero de 2014

Medios y poder económico


Escribe Pedro Francke
80 por ciento de la prensa escrita en manos de una sola familia, que además es dueña de un par de canales de televisión, ha suscitado la crítica hasta de Mario Vargas Llosa.
 
Como nuestro Premio Nobel, varios defensores del “libre mercado” han reconocido que los medios de comunicación no son lo mismo que las papas o los colchones. La democracia está afectada por El Comercio y su acaparamiento de diarios.
 
Un elemento central, sin embargo, está siendo dejando de lado en el debate actual sobre la concentración monopólica de los medios de comunicación: el signo político en defensa del modelo económico que tiene El Comercio.
 
Lo imposible
¿Se puedo usted imaginar, amable lector, una situación en nuestro país en la que esos medios monopolizados tuvieran un claro tono socialista?
 
¿Le parece factible que los titulares que dominan centenares de puestos de periódicos estén algún día dedicados a respaldar a los sindicatos frente al abuso de sus empleadores?
 
¿Existe la posibilidad que haya en una semana cuatro o cinco editoriales de diarios diciendo que no puede considerarse válida una consulta de un proyecto minero como Tía María, donde 2 mil páginas del Estudio de Impacto Ambiental se le dan a la gente con apenas una semana para leerlo y luego se mandan 500 policías a impedir que los opositores participen en la asamblea local?
 
¿Podríamos acaso, en este Perú de hoy, tener una mayoría de periódicos diciendo que el Presupuesto 2014 sigue destinando miserias a la salud y la educación y que eso se debe a que no se quiere cobrar impuestos a quienes concentran la riqueza?
 
¿O que tal vez, más modestamente, sea noticia de primera plana el fracaso de la COP 20, la pre-cumbre del cambio climático, y que caminamos a que este año 2014 Perú sea la sede de otra reunión fracasada mientras el mundo sigue avanzando sin parar hacia una catástrofe ambiental?
 
¿Podría por lo menos esa concentración de medios hacer una prensa realmente independiente, que trate de presentar los hechos lo más objetivamente posible, que de espacio a las diversas corrientes de opinión, que tenga una agenda que se corresponda con la importancia social de los acontecimientos?   
 
La verdad es que no. Son escenarios imposibles.
Debemos preguntarnos entonces ¿Por qué no? ¿Por qué es imposible?
¿Es por pura casualidad, porque así se jugaron los dados del destino? Si en el Perú también hay izquierdistas, también hay pensadores sociales, también hay defensores de los derechos humanos, ¿por qué no podría ser uno de ellos quien resulte propietario de este monopolio de medios de comunicación escrita?
 
¿Por qué no es posible?
 
Economía política
La respuesta está en la relación entre la economía y la política. Quienes con justeza critican la concentración de los medios como Vargas Llosa, Rosa María Palacios o Álvarez Rodrich desde una defensa liberal de la democracia, no ven esta conexión. Les parece irrelevante que el grupo El Comercio que concentra los medios, defienda a rajatabla y a grito pelado un modelo económico que ha generado hiperconcentración de la riqueza. Como si fuera pura coincidencia. Casualidad nomás.
 
Pero no es casualidad. Porque si lo fuera, sería imaginable que las cosas fueras distintas, que los medios concentrados tuvieran una postura más social. Sería imaginable que los dados del destino puedan ser tirados diferentes y en vez de 5 salga un 8. Pero no es así: los dados están cargados.
 
Cuando se pone a la venta el diario Correo y los demás medios del grupo EPENSA, como ha reconocido Fritz Du Bois, los poderosos de la economía recordaron una decisión que habían tomado: “no podemos permitir que se repita el 2011”. ¿Cómo? ¿Cuál es la conexión? ¿De qué estamos hablando?
 
Pues sí, luego de domesticar a “cosito” y asegurarse de que no iba a tocar el modelo neoliberal, perdón sus bolsillos, perdón el modelo que llena sus bolsillos, la cúpula de la CONFIEP decidió que no querían pasar nuevamente un susto como el que les dio Ollanta. Lo domesticaron fácil, pero eso no lo sabían de antemano: estuvieron asustados. Por eso le tienen tanta ley al domesticador mayor, don Luis Miguel Castilla.
 
Para evitarse el susto, o para decirlo de otra manera, para asegurarse que los candidatos con posibilidades del 2016 sean solamente aquellos fieles al modelo neoliberal, decidieron que no podían dejar abierta ninguna ventana por donde pudiera colarse alguna crítica. La República considerada demasiado peligrosa.
 
Es evidente, hecho el análisis, que la compra de Correo por El Comercio no fue solamente un asunto comercial, no fue sólo un grupo económico ganándole a otro en los negocios. Fue un operativo político. En este operativo, El Comercio no es solamente un grupo dedicado a los medios de comunicación: es quien asegura una línea política, quien critica cualquier idea izquierdista luego de deformarla, quien inventa infundios contra potenciales candidatos progresistas y defiende a Cipriani, quien machaca todos los días que el libre mercado es lo mejor y que el estado debe dejar a las empresas libres para hacer lo que quieran.
 
No sé cuánto cobraron los Agois, padre, esposa, hijo político o quien sea, por Epensa y el Correo, pero lo más probable es esto: pudieron haber cobrado mucho más. Ellos estaban vendiendo  diarios y revistas, mientras por el otro lado se estaban comprando posibilidades de ser gobierno. En el Perú de hoy las grandes empresas mineras y bancos están haciendo mucha plata, y eso es lo que estaba en juego al final del camino.
 
Varias teorías
Daron Acemoglu y James Robinson, los autores de “¿Por qué fracasan los países?”, dirían que en este caso instituciones económicas extractivistas están reforzando instituciones políticas extractivistas. Es decir, un poder económico re-concentrado por las hiperganancias mineras obtenidas gracias a la política económica neoliberal, se pone en acción para asegurar sus negocios desde la política (en este caso, asegurándose a su favor los medios de comunicación). Habiendo más dinero en juego, estarán dispuestos a actuar e invertir más en que transformar la institucionalidad política a su favor.
 
Carlos Marx diría que es una cuestión de clases sociales, que la clase económicamente dominante está reforzando su poder y propagandiza una ideología, el neoliberalismo, que defiende sus intereses. Podría añadir que si en la estructura económica hay más concentración, eso se expresa también en la superestrucura política.
 
Demócratas
Sería más fácil si solo enfrentáramos a El Comercio. Me temo que no es así. Tampoco parece casualidad que salgan en defensa de su monopolización de los medios Alan García y los fujimoristas, los mayores defensores de las mineras y los grupos de poder económico. El bloque poder económico – medios de comunicación – representantes políticos está compacto.
 
El debate actual muestra una vez más que para defender la democracia, es necesario ir más allá de la igualdad política y los derechos civiles. Una excesiva concentración de la riqueza y del poder económico constituye una amenaza que también deben ser combatida.
 
Publicado en el semanario Hildebrandt en sus trece, 17 de enero de 2014

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