lunes, 20 de enero de 2014

PETRÓLEO: CAPITULACIÓN FINAL

Escribe Pedro Francke

Se esperaba que, si en algo podría ser nacionalista Ollanta Humala, sería  en el petróleo.
Después de todo, hasta en los Estados Unidos, el reino mundial del capitalismo de libre mercado, está actualmente prohibida la exportación de petróleo por razones de seguridad nacional, y su gobierno maneja una reserva estratégica gigantesca que alcanza 700 millones de barriles de petróleo.

Antes que nada, fue la toma de Talara por parte del gobierno de Velasco el 8 de octubre de 1968 el acto que marcó su tónica nacionalista.
En el medio, el “programa de la Gran Transformación” que recogía los discursos de Humala antes de ser electo, indica que “Se afianzará a Petroperú como empresa integrada con una política de explotación petrolera que se sustente en las más estrictas exigencias ambientales y las respectivas consultas a las poblaciones”.

UN PASO PARA ATRÁS Y OTRO TAMBIEN
Al iniciarse el gobierno, el nombramiento de Humberto Campodónico al frente de Petroperú daba espacio al ánimo. Campodónico, entonces Decano de la Facultad de Ciencias Económicas de San Marcos, es un reconocido economista de izquierda experto en el tema petrolero desde años atrás. Su primer libro sobre el tema se publicó hace casi 30 años, analizando la política petrolera de 1970 a 1985. En él puso la lupa en el ministro de energía y minas del segundo gobierno belaundista, un tal Pedro Pablo Kuczynski, que otorgó exoneraciones tributarias especiales a las trasnacionales petroleras regalándoles cientos de millones de dólares.

Campodónico tenía una propuesta basada en recuperar para Petroperu los pozos petroleros cuyas concesiones vencen, en modernizar la refinería de Talara y en renovar la gestión aceptando hasta 20% de accionistas privados, profundizando el Buen Gobierno Corporativo. En pocos meses fue aislado dentro del gobierno hasta su salida a comienzos del 2013, aunque alcanzó a terminar toda la ingeniería de Talara y consiguió que Talisman le ceda a Petroperú el Lote 64, con 55 millones de barriles de reservas probadas.
El año pasado fue el año de los retrocesos. Tras la salida de Campodónico vino la rápida frustración de la compra de Repsol. El ministro de energía y minas planteó el tema con el respaldo público de Nadine y Ollanta, recibiendo la furibunda respuesta de la derecha neoliberal. Alfonso García Miró, presidente de CONFIEP, llegó a decir que “Me queda claro que este será el comienzo de la transformación del Perú con un Estado avasallador, prepotente, autoritario, como en Cuba, Bolivia Venezuela y Argentina”. Uuuy, el cuco comunista. Humala retrocedió asustado. Primer roche.

La verdad es que la compra de Repsol no era la mejor forma de fortalecer Petroperú, ya que no era muy rentable y se debe invertir 800 millones de dólares en la refinería de La Pampilla para que pueda retirar el azufre del combustible (obligación incumplida de la empresa privada trasnacional ya por 7 años), lo que es necesario para resguardar nuestra salud pero sin rentabilidad económica.
¿A quién se le ocurrió esa propuesta, en la que el más beneficiado era la trasnacional española? No se sabe, pero está claro quienes tenían intereses de por medio, de uno y otro lado.

Segundo roche. El 31 de julio se aprobó, por resolución ministerial, los objetivos de Petroperu 2013-2017. Un mínimo paso hacia definir orientaciones estratégicas, que incluía el regreso de la empresa a la producción petrolera en los pozos del noroeste (la zona cerca de Talara) donde vencen las concesiones. Pero apenas 3 días después esta resolución se retiró de la web y poco después fue derogada “para su revisión”, revisión que ha resultado tan exhaustiva que dura hasta ahora. Petroperú no tiene objetivos definidos para este periodo.
La cereza del pastel ha sido la reciente ley que plantea vender el 49% de acciones de Petroperu, pero, sobre todo, que impide a la empresa hacer inversiones en base a conseguir financiamiento para las mismas, como hace cualquier empresa a nivel mundial.

Prácticamente todas las inversiones privadas en la minería y petróleo que se hacen en el Perú y en el mundo, requieren tanto dinero que buena parte del mismo se consigue prestado. Así se hizo el gas de Camisea y Yanacocha, para hablar de dos de los proyectos emblemáticos en el rubro. Negándole esa posibilidad a Petroperú, le será casi imposible realizar inversiones para explotar petróleo, sobre todo en el Lote 64, donde actualmente se está en la fase de selección de socio inversionista, que pondrá el 100% del capital de inversión.
Al mismo tiempo que se impide que la empresa entre a negocios rentables como la explotación petrolera, se le endeuda para modernizar la refinería de Talara, inversión de 2,730 millones de dólares necesaria para desulfurizar los combustibles y proteger así la salud pública, pero que tiene una rentabilidad muy baja. O sea, Petroperú debe endeudarse para proyectos poco rentables pero no puede invertir en negocios super rentables de producción de petróleo que le permitirían la integración vertical, como el Lote 64 y los lotes del noroeste.

Basta sumar dos más dos: la ley aprobada es un camino seguro a la quiebra de Petroperu.
SOBERANIA ENERGETICA Y EMPRESAS ESTATALES

El gobierno de EEUU tiene una reserva estratégica de 700 millones de barriles y la exportación de petróleo está prohibida. 15 de las 20 empresas de petróleo más grandes del mundo, son estatales. Estas empresas tienen el 85% de las reservas mundiales de petróleo. Incluso en el Perú, el 61% del petróleo peruano lo producen empresas estatales extranjeras. La transacción de negocios petroleros más grande de los últimos años en el Perú fue la venta de los lotes y participaciones de PetroBras, empresa estatal, a PetroChina, otra empresa estatal, por 2,600 millones de dólares.
En Latinoamérica, Brasil, Chile, México o Colombia son ejemplos de países de diverso signo ideológico con poderosas empresas estatales. Por supuesto que hay que añadir a países como Venezuela, Ecuador o Bolivia, que si bien ahora tienen gobiernos nacionalistas de izquierda, han tenido fuertes empresas petroleras estatales durante décadas, incluso bajo gobiernos de derecha como el COPEI venezolano o los Adecos, primos hermanos del Apra.

Para la derecha comercial peruana, cualquier cosa que haga el estado en la economía es siempre mala. La receta Friedman al extremo.
No es verdad que las empresas estatales son siempre negativas.La estrella del crecimiento económico de las últimas décadas, China, mantiene fuertes empresas estatales que responden por un 40% de su PBI. Varias de ellas están presentes en el Perú, como Chinalco (que ahora explota Toromocho), la CNPC (petróleo) y otras. Y no es solo cuestión de países ex - comunistas. Singapur es un pequeño país de los “tigres asiáticos” cuyo PBI per cápita hoy se compara al de Estados Unidos. Su gobierno tiene empresas estatales exitosas en transporte aéreo (Singapur Airlines), puertos, transporte marítimo, semiconductores, construcción naval, ingeniería y banca, que producen el 22 % de su PBI. El estado controla el banco más grande del país, el DBS. Singapur nunca ha sido comunista o socialista.

Incluso en el Perú, hay un grupo de empresas estatales muy exitosas, como por ejemplo las Cajas municipales. Tienen 12 mil millones de soles en préstamos y crecen encima del 10% anual. Son estatales, ya que pertenecen a las municipalidades, que son gobiernos locales. No tienen favores del estado, trabajan en un mercado competitivo y hacen ganancias, al mismo tiempo que dedican el 60% de su cartera de préstamos a las pequeñas y microempresas. Viven, como todos los bancos y financieras, de la plata ajena,¿por qué no se puede pedir prestado en el negocio petrolero estatal?
LA MERMELADA

Nueve lotes petroleros en la zona de Tumbes, Talara y Sechura tienen sus contratos de concesión  cercanos a vencerse. Son zonas de producción antigua. Las trasnacionales que actualmente los explotan, no han invertido en exploración, debido a lo cual su producción es declinante. Prefieren no invertir y actuar de manera rentista. Corresponde legalmente que esos pozos regresen al estado, con lo que Petroperú podría a muy bajo costo regresar a un negocio integrado, con explotación petrolera incluida, que es donde se concentran las ganancias. Pero resulta que ahora el gobierno quiere prorrogar esos contratos de concesiones petroleras por 10 años más.
¿Cómo justifica el gobierno el mantener atornillados a los que actualmente explotan estos pozos sin invertir para el futuro? Según el Presidente de Perupetro, porque “vamos a demorar en hacerlo y los contratos van a terminar y la producción va a seguir declinando”. Disculpen, pero se sabe que estos contratos petroleros vencían desde hace 20 años, ¿no podían prepararse con antelación? Este gobierno 30 meses en el poder, ¿no es tiempo suficiente? En Colombia, hace 3 años sucedió algo parecido, venció la concesión de una gran explotación petrolera, y el gobierno del ultraderechista Uribe hizo que Ecopetrol asumiera el control de esos pozos.

Se dice que las empresas ya no están invirtiendo porque están por vencerse los contratos. Con ese chantaje, todas las concesiones se vuelven eternas; mejor cambiamos la Constitución y declaramos que los recursos naturales ya no le pertenecen a la nación. Regresamos a los tiempos de la IPC y la Standard Oil, el abuso de Talara entre 1930 y 1968. Mientras tanto, el Estado sin fiscalizar ni defender el interés nacional.
A DEDO

Petroperú no tiene que asumir directamente la producción de esos pozos. La alternativa es simple: licitar los servicios de producción. Es lo que dice ni más ni menos el Plan de Gobierno de la Gran Transformación. Es lo que se hace en decenas de países del mundo.Al que cobre menos, se le da el contrato. Usualmente son contratos de participación, donde la empresa privada recibe un porcentaje de lo producido. Las bases pueden incluir que profesionales peruanos sean capacitados y asuman puestos directivos, que haya mínimos de inversión y que toda la información geológica y productiva pase al Estado. Los requisitos ambientales y sociales de ley, desde luego, deberán cumplirse con el rigor necesario.
Pero claro, las trasnacionales hoy operando se quedarían sin negocio. Por eso promueven que les prorroguen a dedo los contratos. Que competencia ni que ocho cuartos. Quieren quedarse bien atornilladas. La mano que los está atornillando, haciendo aprobar leyes en el Congreso, un gran atornillador será.

Enfrentando la atornillada, los sindicatos de Petroperú han tomado la iniciativa para conseguir 50,000 firmas y derogar el Art. 3 (la privatización del 49% de las acciones) y el Art 6 (que impide a Petroperú invertir en proyectos conendeudamiento) de la ley. La ciudadanía puede detener la mano atornilladora de Castilla.

Publicado en Hildebrandt en sus trece el 17 de enero de 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario