miércoles, 29 de enero de 2014

La economía del fallo

Escribe Pedro Francke
 
El fallo de La Haya tiene sin duda consecuencias mucho más importantes que las económicas. Pero, vaya, esta es una página económica.
 
Perú se queda con 21,928 km2, Chile con 16,352 km2. ¿Pero tienen similar valor los kilómetros cuadrados de uno y otro lado? Sin duda no.
 
Como se sabe, la principal y casi única actividad económica actual en la zona en litigio es la pesca. Sobre ésta, el gerente del principal grupo industrial pesquero chileno, el grupo Angelini, declaró tras el fallo que “en los últimos años la casi totalidad de las capturas se han producido en la zona de explotación económica que conserva el país”. En otras palabras: casi toda la pesca de la zona en disputa seguirá siendo chilena. Como se sabe, el área en disputa ante La Haya ha sido usufructuada exclusivamente por Chile desde los convenios pesqueros de 1952 y 1954. La “casi totalidad” de esa riqueza seguirá en manos de Chile.

Desde luego el fallo golpeará económicamente a los pescadores artesanales peruanos, que en la zona cerca de frontera enfrentan en límite marítimo delimitado por el paralelo del Hito 1, lo que les restringe seriamente la zona de pesca. Pero el fallo no solo atenta contra ellos, lo que ya es bastante serio dada su difícil situación económica. También afecta, indirectamente, la alimentación de todos los peruanos, en especial de la zona sur de nuestro país.

Algunos medios resaltan las mejores posibilidades comerciales con Chile. Pero lo cierto es que tenemos acuerdos comerciales con Chile hace muchos años que han beneficiado principalmente al vecino del sur, cuyas inversiones en el Perú decuplican a la de los peruanos en Chile. La asimetría es brutal.

El fallo puede tener otro efecto económico, mediante su impacto en el gasto militar. Delimitadas las fronteras entre ambos países, el gasto en armamento debería disminuir, en primer lugar en nuestro vecino del sur. Por esa vía podemos lograr que los 2 mil millones de dólares en armas que gasta el Perú en armas de guerra se reduzcan a la mitad, y que todo ese dinero se dedique a la salud, a la educación y a la lucha contra la pobreza mediante una protección y uso sostenible de los recursos naturales, en especial de los pescadores artesanales afectados. Solo así el balance económico del fallo puede ser favorable para los peruanos.

Publicado en el Diario La Primera, 29 de enero de 2014 

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