lunes, 4 de febrero de 2013

¿ES DE IZQUIERDA LA GESTION DE SUSANA VILLARAN?


Escribe Pedro Francke
 

La apoya PPK, Lourdes Flores y Toledo, mientras Keiko se pone de perfil. Entrega millonarias obras viales mediante este nuevo mecanismo llamado Asociaciones Público-Privadas. No es respaldada por los sectores D y E. ¿Cómo puede ser de izquierda la gestión de Susana Villarán?

 
Definamos brevemente izquierda, como la fuerza política que: i) pone énfasis en la justicia social y la equidad, y por lo tanto promueve la redistribución de la riqueza y los recursos, procurando la ampliación de los derechos económicos y sociales con para todos; ii) defiende la importancia de lo público, no como aplastador de lo privado, pero si resaltando la vida en comunidad y lo social como espacios que deben ser defendidos y gobernados colectivamente, y no sometidos a intereses privados concentrados. A estas orientaciones centrales les podemos añadir la democracia, la lucha contra la corrupción y la defensa de la ecología como orientaciones que no son exclusivas de la izquierda pero que sí conjugan con sus principios.

 
Para mayor esclarecimiento, establezcamos que la derecha pone más énfasis en valores instrumentales como la eficiencia, al mismo tiempo que no le importa mucho la desigualdad ni lo público.

 
Sobre esta base, regresemos a la pregunta “¿es de izquierda la gestión de Susana Villarán?” repasando sus principales política: la reforma del transporte y las grandes obras viales.

 

La reforma del transporte

La reforma del transporte es de izquierda, porque privilegia el transporte público que es utilizado por los menos aventajados económicamente, y de esta manera apunta a una mayor equidad en las condiciones del transporte. También otorga derechos laborales a los trabajadores del transporte, ampliando así estos derechos sociales fundamentales a miles de trabajadores y equilibrando un poco la cancha entre intermediarios y propietarios, y trabajadores (una de las cosas que me le gusta a patanes como Rau Rau, que sus trabajadores puedan reclamar condiciones de trabajo y mejores salarios).

 
La reforma del transporte es también una reforma anti-privatizadora; con esta reforma se recupera para las decisiones públicas un espacio que fue privatizado y desregulado por el fujimorismo, cuya consecuencia es el predominio de las combis y un caos espantoso. Pero no es la única defensa de lo público, la reforma del transporte también protege el ambiente, reduciendo las emisiones de gases contaminantes que generan daños a la salud de los limeños y calentamiento global. Finalmente, la reforma del transporte cambia un sistema de intermediarios-comisionistas que es base de corrupción por un sistema de licitaciones transparentes de rutas, y esta es otra medida de defensa de lo público frente a los intereses privados.

 
Las grandes obras viales con inversión privada

Junto a la reforma del transporte, están las Alianzas Público-Privadas (APPs) en las grandes obras viales de Lima, que pueden parecer ajenas a la izquierda. Estamos hablando de la continuación de la Vía Expresa (Paseo de la República) hasta la Panamericana Sur (US$ 230 millones), Vía Parque Rímac conectando Evitamiento y San Juan de Lurigancho con el Callao y el Norte más 15 hectáreas de espacios verdes  (US$ 700 millones), el mejoramiento de la Panamericana Norte y Sur la salida a la Carretera central prolongando la Ramiro Prialé (US$590 millones) y la Vía Expresa Javier Prado-La Marina-Faucett (US$ 920 millones, aún en negociación).

 
La primera visión sobre estas grandes obras ha sido simplemente pragmática: que bien que se hagan. Pero no puedo sino recordar que la primera experiencia de una cosa así fue la llamada “Vía Expresa del Callao”, que me pareció un robo y como así lo puse por escrito Don Alex Kouri me enjuició por difamación pidiendo una reparación civil de 150 mil soles, lo que debo confesar me puso los pelos de punta. Pero que haya gobiernos ladrones, aun cuando eso suceda a menudo, no nos lleva a desear que no haya gobiernos, y que tengamos un ex - alcalde como Castañeda enjuiciado por robo no nos lleva a desear que no haya alcaldes, solo a que no haya alcaldes rateros. Igualmente, que una APP en transporte haya sido un robo, como la Vía Expresa del Callao, nos lleva a buscar asegurarnos que otras APPs no sean un robo, no a que no haya inversión privada en obras viales. Por si acaso, también el gobierno del PT en Brasil, desde Lula, está haciendo grandes obras viales mediante APPs.

 
Resulta que las APPs de obras viales en Lima no solo son transparentes, adjudicadas con los procedimientos de concurso abierto señalados en la ley y que nadie (¡nadie!) ha objetado. Además, en este caso las APPs son una fórmula para que paguen por estas vías quienes usan más las pistas, que son quienes tienen carro, los sectores más acomodados, permitiendo que el presupuesto municipal se destine a escaleras, barrio mío y obras en las zonas urbano-marginales. Una idea que tiene detrás un objetivo de redistribución, en un momento en el que la Municipalidad de Lima tiene poco presupuesto y la ciudad necesita grandes obras que beneficien a todos.

 
Ahora bien, ¿hay un gran cambio privatizador en este caso, que quita al estado funciones esenciales? Recordemos que prácticamente todas las carreteras y pistas del país son hechas por inversión privada también, las construyen empresas privadas que contratan personal de manera privado, operan sus propias maquinarias y sacan buenas ganancias. Además, por cierto, en más de un caso terminan haciendo trácala y media para sustentar que les paguen más: en una obra pública se termina privilegiando intereses privados mediante la corrupción y la incapacidad del estado.

Estas APPs son una combinación de público y privado distinta a la que es la construcción por empresas privadas a cambio de un pago inmediato, donde el cobro es financiado para producirse después con cargo a los ingresos del peaje. ¿Es ese sistema de financiamiento más privado que uno de emisión de bonos que compran bancos e inversionistas del exterior, como hace el MEF todos los años (y hacen también Hugo Chávez, Evo Morales y Cristina Hirchner, por si acaso)?

 
De regreso al barrio

Muchas cosas más hay por decir y analizar. La decisión de la Municipalidad de Lima de invertir 300 millones de soles este año en Barrio Mío, el proyecto de mejorar barrios en laderas con muros de contención, escaleras, espacios públicos, parques y arborización, es tal vez el principal para mejorar la calidad de vida de los más pobres. Queda en el tintero (va pá la próxima) analizar el mercado mayorista.

 
La política de la gestión municipal ha sido amplia, buscando consensos con fuerzas de centro y derechas honestas y democráticas, como Perú Posible, Somos Perú, Acción Popular y el PPC. Parte del juego democrático, que ya la izquierda demostró saber hacer bien en la gestión de Alfonso Barrantes, “el tío frejolito”. Ser de izquierda no significa ser sectario ni sentirse la última Coca-Cola del desierto. Que ahora se cosechen apoyo incluso de quienes como regidores han hecho una oposición desmedidamente agresiva, muestra el buen talante democrático de Susana Villarán.

Como se puede ver, mi corazoncito sigue a la izquierda y, por eso, sigue con Susana. En noviembre 2010, a un artículo mío apoyando su candidatura, Hildebrandt en sus Trece con gesto divertido y un poco de cacha, le puso un corazoncito de adorno en el título.  Si, pues, sentipienso. Le pongo emociones a mis ideas. Dale César, puedes poner otro corazoncito en este título.

 
Publicado en la revista Hildebrandt en sus trece

No hay comentarios:

Publicar un comentario