Escribe Pedro
Francke
La apoya
PPK, Lourdes Flores y Toledo, mientras Keiko se pone de perfil. Entrega
millonarias obras viales mediante este nuevo mecanismo llamado Asociaciones
Público-Privadas. No es respaldada por los sectores D y E. ¿Cómo puede ser de
izquierda la gestión de Susana Villarán?
Definamos
brevemente izquierda, como la fuerza política que: i) pone énfasis en la
justicia social y la equidad, y por lo tanto promueve la redistribución de la
riqueza y los recursos, procurando la ampliación de los derechos económicos y
sociales con para todos; ii) defiende la importancia de lo público, no como
aplastador de lo privado, pero si resaltando la vida en comunidad y lo social
como espacios que deben ser defendidos y gobernados colectivamente, y no
sometidos a intereses privados concentrados. A estas orientaciones centrales
les podemos añadir la democracia, la lucha contra la corrupción y la defensa de
la ecología como orientaciones que no son exclusivas de la izquierda pero que
sí conjugan con sus principios.
Para
mayor esclarecimiento, establezcamos que la derecha pone más énfasis en valores
instrumentales como la eficiencia, al mismo tiempo que no le importa mucho la
desigualdad ni lo público.
Sobre
esta base, regresemos a la pregunta “¿es de izquierda la gestión de Susana Villarán?”
repasando sus principales política: la reforma del transporte y las grandes
obras viales.
La
reforma del transporte
La
reforma del transporte es de izquierda, porque privilegia el transporte público
que es utilizado por los menos aventajados económicamente, y de esta manera
apunta a una mayor equidad en las condiciones del transporte. También otorga
derechos laborales a los trabajadores del transporte, ampliando así estos
derechos sociales fundamentales a miles de trabajadores y equilibrando un poco
la cancha entre intermediarios y propietarios, y trabajadores (una de las cosas
que me le gusta a patanes como Rau Rau, que sus trabajadores puedan reclamar
condiciones de trabajo y mejores salarios).
La
reforma del transporte es también una reforma anti-privatizadora; con esta
reforma se recupera para las decisiones públicas un espacio que fue privatizado
y desregulado por el fujimorismo, cuya consecuencia es el predominio de las
combis y un caos espantoso. Pero no es la única defensa de lo público, la
reforma del transporte también protege el ambiente, reduciendo las emisiones de
gases contaminantes que generan daños a la salud de los limeños y calentamiento
global. Finalmente, la reforma del transporte cambia un sistema de
intermediarios-comisionistas que es base de corrupción por un sistema de
licitaciones transparentes de rutas, y esta es otra medida de defensa de lo
público frente a los intereses privados.
Las
grandes obras viales con inversión privada
Junto a
la reforma del transporte, están las Alianzas Público-Privadas (APPs) en las
grandes obras viales de Lima, que pueden parecer ajenas a la izquierda. Estamos
hablando de la continuación de la Vía Expresa (Paseo de la República) hasta la
Panamericana Sur (US$ 230 millones), Vía Parque Rímac conectando Evitamiento y
San Juan de Lurigancho con el Callao y el Norte más 15 hectáreas de espacios
verdes (US$ 700 millones), el mejoramiento de la Panamericana Norte y Sur
la salida a la Carretera central prolongando la Ramiro Prialé (US$590 millones)
y la Vía Expresa Javier Prado-La Marina-Faucett (US$ 920 millones, aún en
negociación).
La
primera visión sobre estas grandes obras ha sido simplemente pragmática: que
bien que se hagan. Pero no puedo sino recordar que la primera experiencia de
una cosa así fue la llamada “Vía Expresa del Callao”, que me pareció un robo y
como así lo puse por escrito Don Alex Kouri me enjuició por difamación pidiendo
una reparación civil de 150 mil soles, lo que debo confesar me puso los pelos
de punta. Pero que haya gobiernos ladrones, aun cuando eso suceda a menudo, no
nos lleva a desear que no haya gobiernos, y que tengamos un ex - alcalde como
Castañeda enjuiciado por robo no nos lleva a desear que no haya alcaldes, solo
a que no haya alcaldes rateros. Igualmente, que una APP en transporte haya sido
un robo, como la Vía Expresa del Callao, nos lleva a buscar asegurarnos que
otras APPs no sean un robo, no a que no haya inversión privada en obras viales.
Por si acaso, también el gobierno del PT en Brasil, desde Lula, está haciendo
grandes obras viales mediante APPs.
Resulta
que las APPs de obras viales en Lima no solo son transparentes, adjudicadas con
los procedimientos de concurso abierto señalados en la ley y que nadie
(¡nadie!) ha objetado. Además, en este caso las APPs son una fórmula para que
paguen por estas vías quienes usan más las pistas, que son quienes tienen
carro, los sectores más acomodados, permitiendo que el presupuesto municipal se
destine a escaleras, barrio mío y obras en las zonas urbano-marginales. Una
idea que tiene detrás un objetivo de redistribución, en un momento en el que la
Municipalidad de Lima tiene poco presupuesto y la ciudad necesita grandes obras
que beneficien a todos.
Ahora
bien, ¿hay un gran cambio privatizador en este caso, que quita al estado
funciones esenciales? Recordemos que prácticamente todas las carreteras y
pistas del país son hechas por inversión privada también, las construyen
empresas privadas que contratan personal de manera privado, operan sus propias
maquinarias y sacan buenas ganancias. Además, por cierto, en más de un caso
terminan haciendo trácala y media para sustentar que les paguen más: en una
obra pública se termina privilegiando intereses privados mediante la corrupción
y la incapacidad del estado.
Estas
APPs son una combinación de público y privado distinta a la que es la
construcción por empresas privadas a cambio de un pago inmediato, donde el
cobro es financiado para producirse después con cargo a los ingresos del peaje.
¿Es ese sistema de financiamiento más privado que uno de emisión de bonos que
compran bancos e inversionistas del exterior, como hace el MEF todos los años
(y hacen también Hugo Chávez, Evo Morales y Cristina Hirchner, por si acaso)?
De
regreso al barrio
Muchas
cosas más hay por decir y analizar. La decisión de la Municipalidad de Lima de
invertir 300 millones de soles este año en Barrio Mío, el proyecto de mejorar
barrios en laderas con muros de contención, escaleras, espacios públicos,
parques y arborización, es tal vez el principal para mejorar la calidad de vida
de los más pobres. Queda en el tintero (va pá la próxima) analizar el mercado
mayorista.
La
política de la gestión municipal ha sido amplia, buscando consensos con fuerzas
de centro y derechas honestas y democráticas, como Perú Posible, Somos Perú,
Acción Popular y el PPC. Parte del juego democrático, que ya la izquierda
demostró saber hacer bien en la gestión de Alfonso Barrantes, “el tío
frejolito”. Ser de izquierda no significa ser sectario ni sentirse la última
Coca-Cola del desierto. Que ahora se cosechen apoyo incluso de quienes como
regidores han hecho una oposición desmedidamente agresiva, muestra el buen
talante democrático de Susana Villarán.
Como se
puede ver, mi corazoncito sigue a la izquierda y, por eso, sigue con Susana. En
noviembre 2010, a un artículo mío apoyando su candidatura, Hildebrandt en
sus Trece con gesto divertido y un poco de cacha, le puso un corazoncito de
adorno en el título. Si, pues, sentipienso. Le pongo emociones a mis
ideas. Dale César, puedes poner otro corazoncito en este título.
Publicado
en la revista Hildebrandt en sus trece
No hay comentarios:
Publicar un comentario