ü Apus revelan que siguen comiendo productos de
fuentes de agua contaminadas “los ríos nos abastecen de nuestra principal
fuente de alimentación”.
Los apus de las comunidades que integran la Federación
Indígena Quechua del Pastaza (Fediquep) denunciaron que su seguridad
alimentaria está en peligro pese a la emergencia ambiental declarada por el
Estado peruano en la cuenca del Pastaza, vigente desde marzo pasado, pues están
obligados a consumir los peces y el agua del río y lagunas (cochas)
contaminadas, porque las autoridades competentes no han ejecutado acciones y
medidas concretas para resolver este grave problema, que pone en riesgo la
salud y la vida de los pueblos indígenas.
El apu de la comunidad de Nuevo Andoas, Ricardo Arahuana, señaló
que no tienen otro lugar para abastecerse de alimentos. “Estas lagunas son los
únicos lugares donde pescamos todos los días, aun cuando sabemos que todo está
absolutamente contaminado”, manifestó. “A raíz de la emergencia ambiental lo
único que trajo el gobierno a través de la Dirección Regional de Salud (Diresa)
son 800 kits de 37 litros de agua cada uno, que consiste en llenar el bidón con
agua, luego echarle unas pastillas de cloro que debe ser batido por 10 minutos.
El cloro que echamos al agua no eliminan los elementos tóxicos que tienen
nuestros ríos por la contaminación petrolera, seguimos tomando agua contaminada,
la emergencia ambiental está solo en el papel”, dice.
Sebastián Uchurahua, apu de la comunidad de Alianza
Capahuari, agregó que incluso consumen animales, como: majaz, venado, sajino,
otros, que a su vez beben del agua de las lagunas y del río altamente
contaminado. Sostuvo que muchos pobladores “tienen ronchas, dolores de cabeza y
diarreas” a causa de la contaminación. “Los habitantes de las 27 comunidades
aledañas tenemos que comer el pescado y tomar el agua de estas cochas (lagunas)
porque no hay más lugares de donde sacar el agua”, señala.
A su turno, el apu de la Comunidad Alianza Topal, Edison
Sánchez, manifestó que hay muchas especies de peces que han desaparecido por la
contaminación, “estas lagunas son nuestra única fuente de alimentación y de
mercado”. “El gobierno central y el gobierno regional de Loreto se
comprometieron a solucionar los problemas de seguridad alimentaria, seguimos
esperando”, dice Sánchez.
“Hace 40 años un indígena de Andoas para cazar caminaban 80
minutos, hoy en día tiene que caminar de 2 a 3 días, estamos esperando el
diagnóstico social que se ha comprometido el Estado a elaborar, ese diagnóstico
nos va a revelar cómo están diezmados estos pueblos, cuál es la magnitud y
hasta dónde han llegado los impactos de la explotación petrolera. Si no hay en
esas zonas estado de derechos estos pueblos corren el riesgo de desaparecer”,
dice Jorge Tacuri, asesor de la Fediquep.
Congreso
denunció situación
Los indígenas quechuas del Pastaza no son los únicos que han
denunciado la amenaza de la inseguridad alimentaria en la zona, el Grupo de
Trabajo sobre la Situación Indígena de las Cuencas de los Ríos Tigre, Pastaza,
Corrientes y Marañón del Congreso, también ha hecho eco de esta situación.
El 97% de familias (encuestadas) quechuas del Pastaza
aseguraron que actualmente “es difícil acceder a los recursos de caza, que son
el complemento alimenticio central de la dieta diaria”. El origen se debe al
alejamiento de los animales “por el ruido de las instalaciones petroleras, los
animales buscan nuevos nichos ecológicos adecuados para su reproducción”, dice
el informe del Congreso.
“Hay una amenaza contra la soberanía alimentaria de esta
población, debido a la reducción de espacios de uso y aprovechamiento por parte
de la empresa Pluspetrol, que repercuten en el acceso y control de recursos alimenticios”,
señala el informe.
Agrega además que el acceso a la caza “está afectado por las
restricciones para ingresar libremente a zonas donde hoy existen instalaciones ‘privadas’
de la empresa”, que han reducido “el acceso a tierras”.
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